lunes, 5 de abril de 2010

DECLARACIÓN 22

... mi regalo de cumpleaños... digno de una chica demente...

Hoy amanecí un año más vieja, más experta, más lúcida, más competente, más tenaz. Pero también amanecí un poco más triste, melancólica, irónica y sublimemente demente. Amanecí con la novedad de que mi cuerpo se atrevió a experimentar el abrazo perpetuo sin éxito y besó sin saborear las bocas.

Me supe eternamente enamorada de dos cosas: la vida y mi familia. Me enteré que estaba obsesionada con dos cosas: los hombres y EL hombre. Me supe bella, linda, fea, amargada, berrinchuda y belicosa.

Sin embargo, hoy me siento y recalco mis pensares en una hoja que, aunque electrónica, me basta para sucumbir a los deseos de unos dedos cansados unos ojos lúcidos y una mente enferma. Conocí mis adicciones, mis debilidades y mis bullas. Experimenté el deseo de sanar almas y percudir la propia. Alimentar egos y destruir el que me toca.

Me enteré, que mi cuerpo puede dar vida y que lo que entra por debajo tiene ese mísero objetivo. Que weba!!! Supe que para hacer el amor bastan las palabras y sobra cama; que para decir te amo, basta mirar de lejos y gritarlo en pecho cerrado.

Hoy lector, amante mío, sea quien “sieres” te confieso mi ineptitud para aceptar el fracaso, te confieso mi declaración de guerra ante la injusticia y el desamparo, te confieso que me creo perfectamente imperfecta y que así me amo. Amante mío, lector, libreta, hoy te digo con mis 21 gramos de fuera que la plenitud llega en el día y se desvanece por la noche, que el tímido rayo de sol matutino basta para agradecerle a quien sea de estar andando, campante, vagabunda, trechera, sin rumbo.

Me declaro poeta, filósofa, errante. Amante de la flor con vida y del jarro de barro y también, porque no, de las costuras y deshilachadas faldas del amor indispuesto. Declaro mi pasión hacia el cuerpo y mi fijación hacia tus labios, los que fueran, del lector que sea, de los pocos que quedan.

Confieso que le lloré a Benedetti y que Sabines me pone a llorar como niña. Que mi héroe es mi padre y mi abuelo y mis heroínas mi madre y la suya. Supermán colgó la capa cuando me profesaron el primer beso y el primer cambio de pañal.

Admito que me no me gusta el chocolate y las rosas me dan asco. Declaro que mi compañero de infortunio me aborrece y deseé con furia no tener cuerpo ajeno sobre mí, sino era el que amaba. Admito que odio las pruebas de amor, pero las doy porque amo. Que amo de lejos para que nadie me toque y, así, evitar que me rompan. Que me tiemblan las piernas cuando me dicen te quiero y las manos sudan, con o sin talco, cuando me toman toda.

Declaro que leo el periódico por costumbre y prefiero las caricaturas. No entiendo el albur pero sé jugar a ser sensual y guapachosa. A cómo me amo!!!

Declaro que a mis 22 años, la vida está en paz conmigo, porque aún no conozco una mísera porción de lo que me toca. Y yo a la vida no le debo nada, porque aún vida mía… no estamos en paz.


continuará...

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